miércoles, 8 de abril de 2009

EVACION EN TRANSANTIAGO: UN PROBLEMA CULTURAL O DE MENTALIDAD LIMITADA


El que cientos de usuarios del sistema de transporte público santiaguino, no paguen su tarifa cada vez que suben a un bus de transantiago, no es sólo un dolor de cabeza para el ministro, el gobierno, empresas, conductores etc.

Es un dolor que debe aquejar a toda la ciudad de santiago, ya que es más que no querer pagar: es un problema de mentalidad y cultura.

Paraderos desbordantes de gente en las horas de mayor afluencia. Caras de descontento e inconformidad. Pasajeros molestos agobiados y estresados de problemas y que descargan con los conductores además ante una mínima espera agudizan sus ya acaloradas exclamaciones acompañadas de delirantes garabatos.

Se divisa un bus y se detiene, y la multitud se acerca, precipitadamente, para no perder la oportunidad de llegar a sus trabajos o a sus hogares. La mayoría de los usuarios se acercan a la puerta principal, mientras un número inmenso de ellos corre hacia las puertas secundarias del bus, (3ra y 4ta puerta) esperando a que éstas se abran, baje la gente que debe bajar, para luego subir al bus con apuro, evitando que las puertas cierren en sus narices o les atrapen, vergonzosamente, alguna extremidad.

Esto es la evasión. Un fenómeno que prolifera en las calles de Santiago desde la llegada del nuevo sistema público de transportes, desde febrero del año 2007, producto de este fenómeno, ha presentado una campaña contra la evasión, la cual considera inspectores dentro de los buses, los cuales nunca se han visto y quienes harían pagar a los barsas que intentaron no hacerlo. Así, se pretende reducir a un en gran parte el número de personas que no pagan su pasaje, cosa que en la practica y definitivamente las fiscalizaciones no han funcionado por distintos factores que en otra oportunidad analizare.

Entre tanta cifra, evaluaciones del sistema, cálculos políticos, existe un espacio para la reflexión: ¿Por qué ocurre?

Sin duda, el sistema, en muchos sectores de la capital, ha mejorado enormemente, en contraste a los primeros días de febrero del 2007. Entonces, la excusa del mal sistema no es tan sustentable. La falta de dinero en las tarjetas es un problema recurrente que esta minuto a minuto a lo largo de una ruta - Pucha, es que me quede sin carga - La cargo en el metro - Sr. donde hay un centro de carga bip - Yo ya pague en el otro bus para que voy a pagar en este - Tambien la salida tipica flaite permiso tio y pasando por abajo de el torniquete o simplemente saltando.

La falta de dinero en las tarjetas, es un buen pretexto, pero no cuando son muchas las personas que lo aducen, los que trabajamos en el sistema, los que estamos cara a cara con las personas el tema nos comienza a saturar de ver tanta sinverguenzura día a día.

Quizás, la respuesta a este fenómeno tiene mayor relación con una característica de los chilenos que parece ser transversal. Una cuestión de mentalidad. Los términos vivaracho, pillo o barsa, son muy aplicables a nuestra idiosincrasia, debido a nuestro recurrente afán de evadir las reglas establecidas.

Probablemente ustedes y yo sí pagamos nuestro pasaje en cada bus de transantiago al cual subimos y tal vez nunca hemos intentado evadir a los fluorescentes guardias que custodian los torniquetes del Metro, pero pudimos haber sentido enojo cuando un chofer no se detuvo donde nosotros quisimos, incluso sabiendo que con el nuevo sistema, sólo se harán detenciones en paraderos autorizados, especialmente los servicios expresos. Aún así pensamos: "Pucha, ¿qué le cuesta al chofer?"

No falta el personaje que exterioriza ese pensamiento, lanzando un grito de elegante contenido al conductor, el cual lamentablemente, responde en un tono mucho más distinguido que el pasajero ya que a nadie le gusta que lo garabateen a cada rato y además somos humanos. Sin embargo, lo peor de estas situaciones es la gente que va sentada, cómodamente, mirando hacia la calle. Ya que aunque sientan rabia por una persona que no paga, no son capaces de exigir respetuosamente que ésta pague su pasaje o que espere al paradero. Al parecer sentimos respeto por estos gritones, y nos quedamos sentados, alegando en el pensamiento, evidenciando que esto no es sólo un problema del sistema, sino un fenómeno que radica en nosotros mismos.

Debemos comprender que existen normas y comportamientos sociales que debemos respetar. No porque, simplemente y sin más, debamos acatar, sino porque han sido creados para la vida en comunidad. Si bien, nos costará mucho, como país, modificar esa burda mentalidad, es un trabajo que debemos comenzar desde ya, y la evasión en Transantiago es una perfecta oportunidad.

Próximos Análisis

- Fiscalizaciones ( fortalezas y debilidades )

- Uso Indiscriminado de T N E de personas a las cuales no les corresponde

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